lunes, 30 de mayo de 2011

La distancia no marca un final cuando el corazón piensa.

Fin.

     Cuando la vida no te alcanza para siquiera sentir. Cuando no podés más, y te sentís chico. Mínimo, para nada necesario y completamente imperceptible. Te querés ir y no sabés a dónde, querés renunciar y no sabés a qué. Hacer un click. Abrí los ojos y reaccioná. Se van, se te están yendo las cosas. Lo mejor y más grande que tenés, cuando finalmente mires, no lo vas a poder ver. No aprendiste a valorar y estás sobre-valorado. Una vida de egocentrismo perjudicial a tu contexto. Sentite solo y cambiá. Lo que sembrás lo cosechás, pero de a poco te va matando. Cómo hacés para parar?

Crisis

       No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucerderle a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis supera a sí misma sin quedar "superado". Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.

Martirios de madrugada.

            No pude encontrar las palabras. Siquiera un dejo de razón, una excusa que sirva de motivo. El tiempo pasa pero no avanza y un rastro de angustia te madura porque sí. No pude encontrar las palabras, que explicaran mis complejos de sentir. Hay esperanzas que se cuelgan del viento esperando un sostén. Y yo, yo que no pude encontrar las palabras, ni aprender a dejar ir.